Décima fecha

La 10 es del Diego (y de nadie más).

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Volvió el fútbol regional, señoras y señores!!!

Hacía falta un poco de alegría.

El Rojo, en el día del niño, trajo el regalito que esperábamos.

Pasó un mes y medio desde la novena fecha, esa espinita en el dedo gordo del pie...que fue la caída en Beltrán.

Y el domingo, frente a Lamarque, el Rojo se acordó que es el último campeón, e hizo lo que tenía que hacer (que era, además, lo único que tenía permitido hacer): GANAR. Y ganó.

Fue 1 a 0 nomás. Pero bien. Costó pero nos llevamos los 3 puntos.

Fue Diego Soto el realizador de la esperanza, el garante de la ilusión, el tapabocas de antirojos (y antisotos).

Terminaba el partido y Sportsman, que estaba 6º en la tabla de posiciones con 15 pts., se quedaba prácticamente afuera de las semifinales. Lamarque, por su parte, estaba REcontento con el empate de visitante, que lo dejaba 3º y adentro. Encima Lamarque, que siempre, por mérito o por suerte, nos hace la vida difícil.

Lo cierto es que se iba la tarde y el 0 a 0 parecía posarse sobre terreno como para quedarse, mirando a la hinchada Roja como con una sonrisa dañina, como diciéndole por lo bajo:

"ja, ja, te vas a quedar afuera, tontita."

35 minutos del segundo tiempo y nada. Y ahí es cuando empezás a pensar:

"la puta madre, si le hubiésemos sacado un empate a este, si hubiese entrado aquella pelota contra aquél otro, si estuviera jugando este que dejamos ir...". Las cosas que piensa uno cuando se resigna.

"¿Y si lo pone al cota?", pensás. Y entró el Cota, el Sr. de las cuatro décadas y su pegada de fuego al andar! La última esperanza Roja! Pero NO. No la metió. NO la metió él.

Pero viste cómo es el Cota. Vos lo conocés. Lo tenés de algún lado. Alguien te contó de él. Te gana un partido. Te fabrica un penal. O simplemente (y qué fácil hace lo difícil!), te levanta el ánimo.

Y así fue. El castigado césped de la San Martín y Tello reverdeció. Los árboles se llenaron de frutas, las mujeres se sacaban los abrigos, los niños cantaban, los ciegos decían ver!!!

Y un Sol cálido y omnipotente se posó sobre la cabeza del 10, y una aureola le rodeó la cabeza como si fuera un rey o un santo, o simplemente el 10 del Social y Deportivo Sportsman Club. Y entonces la pelotita, amada amante del 10, la que más lo conoce, la que no escucha lo que dicen los giles, la que sabe de caricias lo fue a buscar.

- "Llevame", le dijo, "quiero un poco de paz". Y el Diego Soto no pudo, no se pudo resistir.

El cartero de la paz la llevó a dormir. Le prometió caricias, pasión, amor eterno, dos pibes y 15 días en Bariló. Y el empate despreciado, más de una vez puteado, se quedó con las ganas de ser.

El silencio obligado de los primeros 85 minutos pasó a ser un solo rugido de gol. Y en el medio se cayeron unas lágrimas (Adiós José Carbonell!), se derrocharon puteadas al aire y todos, pero absolutamente todos, se sintieron un ratito de nuevo en casa. El Rojo volvió a ganar. La décima y la 10, se las compró el Diego.

Y ya se puede volver a soñar. Ya está permitido de nuevo volver a ilusionarse. A pensarse campeón.

La fecha once es en Chimpay. Y lo único que hay que hacer es ganar.

Las semis son otra historia. En las semis pesa la historia. Pero qué te voy a contar?!!!

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Mi abuelo me sentó una tarde, y nos pusimos a conversar.

Yo le quise contar de vos, contarle una novedad.

Entonces me cebó un amargo, y me regaló una verdad:

"Envidiosos eran los de antes, fundaron un club en Beltrán".

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LA970. Siempre.